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GRAN MUNDO
Habitas un bosque de vidrio. El mar de labios delga-
dos, el mar de las cinco de la mañana, centellea a las
puertas de tu dormir. Suando lo rozan tus ojos, su
lomo metálico brilla como un cementerio de corazas.
El mar amontona a tus pies espadas, azagayas, picas,
ballestas, dagas. Hay moluscos resplandecientes, hay
plantaciones de joyas vivas en tus alrededores. Hay
una pecera de ojos en tu alcoba. Duermes en una
cama hecha de un solo fulgor. Hay mirades entrela-
zadas en tus dominios. Hay una sola mirada fija en
tus umbreles. En cada uno de los caminos que condu-
cen hacia ti hay una pregunta sin revés, un hacha,
una indicación ambigua en su inocencia, una copa que
contiene fuego, otra pregunta que es un solo tajo, mu-
chas viscosidadas lujosas, una espesura de alusiones
entretejidas y fatales. En tu alcoba de telerañas dic-
tas edictos de sal. Te sirves de las claridades, manejas
bien las armas frías. En ontoño vuelves a los salones.
HIGH LIFE
You live in a forest of glass. The sea of thin lips, the
sea of five a.m., sparkles at the doors of your sleep.
When your eyes run it, its metallic back shines like a
cemetery of armor. The sea heaps at your feet swords,
spears, lances, crossbows, daggers. There are shining
mollusks, plantations of living jewels around you. There is an aquarium of eyes in your bedroom. You
sleep in a bed made from a single flash. There are
glances tangled in your dominions. There is a single gaze fixed on your thresholds. On each of the passages
that lead to you there is a question without contra-
diction, an ax, an indication ambiguous in its inno-
cence, a cup of fire, another question that is a single
notch, many luxurious viscosities, a thickness of allu-
sions, interwoven and fatal. In your bedroom of cob-
webs you dictate edicts of salt. You make use of the
clarities, handle cold weapons well. In autumn you
return to the salons.